Espacios para trabajar mejor

La arquitecta Carolina Deis tiene una trayectoria en la creación de espacios de trabajo, desde oficinas, hasta locales comerciales y stands.

Por Verónica Gordillo

Antes de iniciar un proyecto, la arquitecta Carolina Deis repite a sus clientes una ecuación simple: cualquier empleado, no importa el rubro al que pertenezca o la labor que realice, trabajará mejor en un espacio cómodo, luminoso, ventilado y con el mobiliario adecuado. En cambio, si las personas permanecen muchas horas en lugares oscuros, amontonadas, con un escritorio roto y una computadora que no funciona, no hacen bien su labor, sienten que no las valoran, no se apropian del lugar ni lo cuidan.

Que sus clientes comprendan esta ecuación es parte del trabajo de la arquitecta, que desde que se recibió proyectó hasta en los mínimos detalles oficinas, locales comerciales, stand y algunas viviendas.

Deis conoce el rubro. Proyectó las oficinas de Esencia de Artesanos, viajes Baco Tour, los consultorios de Andes Salud y los locales de Nipro, Caro Cuore y el Ciber Café de  Palmares, la peluquería del centro comercial Terrazas, en Chacras de Coria y actualmente  trabaja en el proyecto del jardín maternal “Sólo los Chicos”, del barrio Dalvian. También tiene experiencia en el diseño de stands: Celushop,  Candyboom,  Kodak, Esencia de los Artesanos (proyectó los de Mendoza y de todos los lugares donde tienen franquicia, incluso en Chile), Jaen, Papel Express y el de Roller Shoes, todos ubicados en Palmares.

Equilibrar las necesidades de sus clientes y las de los empleados es un desafío que emprende con entusiasmo. Y no es un desafío fácil: debe ajustarse a un presupuesto e interpretar los pedidos de sus clientes, y -al mismo tiempo- proyectar espacios que permitan que las personas desarrollen su labor con comodidad.

Justamente ese desafío es lo que apasiona a Deis, lo que le permite reafirmar, cada vez que inicia un proyecto, que en la arquitectura no hay blanco o negro, sino una gran cantidad de matices; que no existen reglas, ni convenciones; que todo es relativo y que hay cientos de formas de solucionar un mismo problema.
Para ella la clave ante este desafío es simple: descubrir la mejor forma de resolver una necesidad, entre las miles de opciones existentes, y apoyarse en el equipo de trabajo que la acompaña desde hace años, que incluye carpinteros, pintores, electricistas, que son profesionales, que saben lo que hacen, que aportar alternativas y que -asegura- le enseñan todos los días.

Una pasión

La pasión por la arquitectura es algo que Deis descubrió de a poco, recién cuando terminaba su primer año de facultad, a la que ingresó porque sus padres la incentivaron a probar. Cuando ya estaba decidida a emprender otro camino, rindió la primera materia y fue en ese momento cuando entendió que se quería dedicar a eso toda la vida.

Su primer trabajo llegó de la mano del padre de una compañera, que tenía un negocio y le pidió que se encargara de preparar la vidriera del local, una labor que disfrutó y que hizo por mucho tiempo. Después vino el proyecto de un local en Córdoba, que fue una especie de bautismo profesional: hizo el proyecto, pero también realizó los trámites en la municipalidad, trató con los dueños del shopping, con el electricista, con el carpintero. Y desde ese momento no paró, se puso en marcha el boca en boca, un cliente la recomendó a otro, en una cadena que hasta hoy sigue funcionando.

¿Cuáles son los aspecto que tenés en cuenta a lo hora de proyectar una oficina o un local comercial?

Por un lado el tema de la diferencia entre una casa y una oficina o un negocio es que son espacios más impersonales, donde uno está menos tiempo y lo usa de una manera diferente. Por supuesto que todos deben ser espacios donde uno se sienta cómodo, hay lugares donde uno tiene que estar doce horas por día. Por un lado uno tiene que prever una parte que es importante antes de hacer nada, uno tiene un código (de edificación) que hace una referencia a la ventilación, la iluminación natural, que muchas veces me ha servido porque hay clientes que quieren hacer cubículos, tener encerrada a la gente cual conejera sin luz, sin aire, porque ellos creen que están optimizando el espacio y en realidad es gente que está trabajando en malas condiciones, con pocas ganas, porque no está en un espacio cómodo.

¿Es complicado que los clientes entiendan este concepto?

Es complicado, hay algunos que lo entienden, yo me apoyo en los códigos municipales. Muchas veces la gente cuando empieza a armar estos lugares no lo hace con un arquitecto, alquilan un lugar, cuando crece empiezan a hacer parches y después tenés que empezar a desemparchar en todo sentido. Estoy convencida que mientras uno le da un mejor lugar a una persona para vivir, para trabajar se apropia y lo cuida. En cambio si uno lo pone en un lugar que no es agradable en todo sentido, a un costado, con un escritorio todo roto, con una computadora que no funciona, no lo va a cuidar. Sienten que no los valoran.

¿Qué detalles tenés en cuenta para que los empleados estén cómodos?

Los detalles los ves mucho en función del trabajo que hacen, tenés que tener en cuenta hasta detalles que parecen tontos como si la cajonera la ponés a la izquierda o a la derecha, donde querés los cajones, si va a tener computadora o impresora también. A partir del tipo de trabajo uno se va enfocando. También es importante que tengan un buen asiento, si no, eso deriva en problemas de columna, en faltar al trabajo, son cosas que parecen lógicas y obvias, pero que a veces no se toman en cuenta y son un poco difícil de hacérselo entender al cliente, porque obviamente una silla con ciertas características es más cara, pero así, en vez de enfocarte en que te duele algo te concentrás en el trabajo. Mucho depende del tipo de trabajo, hasta los colores que utilizás, y después siempre que se pueda tener iluminación  natural o que tengan una pequeña ventana.

¿Cuáles fueron los desafíos del trabajo que iniciaste en el edificio de la obra social Andes Salud?

La obra social funciona en un edificio de tres pisos. La planta baja tenía un sector de recepción, con una gran vidriera, pero después la parte de atrás era una puerta ciega con pared de placas de yeso hasta el techo. Cuando entrabas no sabías si había sol, si nevaba, si era de día o de noche y así trabajaban todos mezclados. En este caso como no nos podían dar un mes para trabajar, teníamos que hacerlo con la gente, aunque el gran cambio lo hicimos un feriado de cuadro días, que estuvimos prácticamente internados desde las 7 de la mañana hasta la una de la madrugada. Cuando llegó el dueño de la obra social se quedó helado, al igual que los afiliados, porque tiramos una pared y era otra cosa.

¿En ese caso fue una remodelación?

Fue como que si me hubiesen dado una cajita y fue tirar todo y empezar a organizarlo, incluso hicieron una reorganización con el personal. Fue un cambio de imagen en todo sentido, analizamos desde cómo se atendía al público, las necesidades de los empleados, la parte estética, realmente fue tirar todo abajo y hacer todo nuevo, desde elegir el mobiliario, armar las oficinas, cambiar la forma de iluminación, hacer baños nuevos, sólo dejamos el piso porque era de granito y evaluamos cambiarlo pero eran costos altos. Es un edificio viejo, tiene tres pisos, empecé en el 2012 a trabajar con ellos, hemos ido arreglando distintos sectores y todavía falta, ya tenemos los planos presentados a la municipalidad del primer piso, donde hay que hacer todo de nuevo.

¿Hablás con los empleados antes de emprender un proyecto?

Sí, porque en definitiva son los que van  a vivir ese espacio, tenés que saber qué cosas necesitan, formas de trabajar, las necesidades según el puesto de cada uno. Hay casos donde pueden estar más integrados, otras, como por ejemplo en la obra social que trabajan en la parte de telefonía, que deben estar más aisladas, concentradas y al mismo tiempo sin molestar a los demás. Es buscar soluciones que sean arquitectónicas, estéticas, funcionales y que cumplan con el código. Creo que la función del arquitecto es interpretar lo que quiere el cliente. Nosotros no hacemos esculturas, hacemos espacios que se habitan de diferentes manera, entonces puede ser un espacio estéticamente bello, pero me tiene que servir. Uno tiene que tener la capacidad y el ingenio de interpretar y traducir en ese espacio lo que esa persona necesita y quiere.

Es decir que es necesario estudiar todas las opciones…

Exacto, yo hice oficinas, consultorios, agencias de viaje, son espacios que no los he tenido que hacer de cero, pero es concebirlos como si te diera una casi vacía y uno tiene que empezar a imaginar esa transformación, que eso que uno imaginó se logre y ver la satisfacción de la gente. Yo estudio mucho cada detalle, hay que imaginarse cómo va a quedar eso, el tipo de material, hay que estudiar mucho las opciones para poder explotar a nivel creativo y ni siquiera tiene que ver con los costos, no hace falta que sea carísimo, ahí está el ingenio, no hay nada más fácil que te digan tenés un presupuesto ilimitado, toda la libertad y hacés una porquería. Me encanta lo que hago y disfruto analizando alternativas, porque esos condicionantes te ayudan a proyectar mejor.

Otro de los trabajos que hiciste son los stands comerciales.

Sí, sobre todo los que están en Palmares. Ese trabajo es terrible, desde el tiempo de ejecución, el montaje. Es un espacio reducido hay que resolver mucho: el lugar para el vendedor, la parte de exhibición, iluminación, seguridad, depósito, el cierre, son muchas cosas. Para mí la clave es trabajar con gente idónea.

¿Trabajás siempre con los mismos profesionales?

Yo tengo un equipo de trabajo muy bueno formado por un carpintero, electricista y pintores, en el cual confío ciento por ciento y del cual aprendo. Es gente que cuando uno les lleva un proyecto no se queda con lo que uno les presenta, sino que siempre le buscan una alternativa superadora. Jamás me dijeron esto no se puede hacer, buscan la manera.

Este es un trabajo en equipo, todo el tiempo estoy aprendiendo, por eso es tan difícil para mí cuando un cliente me pone otra persona, a veces por ahorrarse unos pesos, yo trabajo con profesionales, sumamente responsables, que cuidan el detalle. Además siempre compro en los mismos locales proveedores, donde me dan opciones, me explican cómo usar un producto nuevo, eso me ayuda porque cuando uno conoce más productos se amplía también la creatividad para poder diseñar. Por eso es clave la relación con los proveedores y el vínculo que se establece a lo largo del tiempo con cada uno de  ellos.