Crítica y propuesta para la política petrolera

Los ex secretarios de energía emitió un documento con cuestionamientos y recomendaciones para mejorar la situación energética.

Los ex secretarios de energía emitió un documento con cuestionamientos y recomendaciones para mejorar la situación energética.
La política energética aplicada durante los últimos años por el gobierno nacional ha descapitalizado y desarticulado el funcionamiento del sector. La información oficial suministrada en 2012 con motivo de la justificación gubernamental de la decisión de expropiar el 51 % de la empresa YPF, corrió el velo que se mantuvo durante todos estos años en torno al real estado de situación del sector energético argentino. El reconocimiento informativo incluyó cuatro elementos importantes:La admisión oficial de que las importaciones energéticas que en 2011 totalizaron los 9400 millones de US$ son insostenibles para la economía argentina. La caída de las reservas de hidrocarburos ya no es disimulable. La caída crónica de la producción de hidrocarburos ha sido admitida y es la que, al no poder seguir a la demanda en aumento, precipitó al país en la importación masiva y creciente de energía desde 2008 en adelante.

A su vez, los estados contables y financieros auditados de las compañías de transporte y distribución de gas y de electricidad prestadoras del servicio público ponen de manifiesto la incapacidad de los prestadores de afrontar nuevas inversiones con la novedad de su inviabilidad operativa. Todo esto ha degradado los niveles de prestación de servicio. Las estadísticas oficiales indican que en los últimos cuatro años han aumentado los cortes tanto en duración como en cantidad.

Existen un conjunto de problemas concretos de índole estructural que deben ser removidos mediante una política gubernamental clara, duradera y consensuada. No habrá recuperación energética sin una comprensión previa y clara de estos problemas.

Los hidrocarburos

Las reservas comprobadas de hidrocarburos tuvieron una caída significativa entre 2003 y 2011; en el caso del petróleo la caída fue del 9,2 % y en el caso del gas natural la disminución fue del 46 %; en este último caso es muy notable la descapitalización acelerada de nuestro país: la relación reservas/ producción (R/P) de gas natural pasó de 47 años en 1981 a 7 años en 2011.

La caída de las reservas no es un hecho casual. Hubo en los últimos años una tendencia fuertemente declinante de la ejecución de pozos exploratorios que marca claramente la caída de la inversión de riesgo para incorporar nuevas reservas. En la década del 1980 se perforaron en promedio 101 pozos exploratorios por año. En la década del 1990, 83 pozos por año y finalmente en la década que comienza en el año 2000 sólo se perforaron 38 pozos exploratorios por año. Los números que denotan la caída de la vocación por la inversión de riesgo son elocuentes.

Como resultado de lo anterior se produjo en nuestro país una disminución en la producción de petróleo y de gas natural en casi todas las cuencas y en casi todas las empresas desde 2003 a 2011; la caída productiva continúa este año.

En lo relativo a la posibilidad de poner en explotación yacimientos de hidrocarburos no convencionales, informes de expertos confiables sostienen que en la cuenca neuquina la existencia de recursos de hidrocarburos no convencionales ascendería a 340 TCF en la formación Vaca Muerta y 190 TCF en Los Molles; además habría buena posibilidades también en Mendoza y en el Golfo de San Jorge. Esto multiplicaría por 50 nuestras reservas comprobadas. Sin embargo, existe consenso que su explotación efectiva demandará ingentes recursos financieros y tecnológicos, además de un marco legal e institucional que hoy no está disponible en el país.

Un tema no menor es que el país no cuenta con un régimen legal específico para este tipo de explotaciones; las disposiciones de la ley 17319, de una gran laxitud, no se adaptan para realizar la exploración y explotación de este tipo de yacimientos.

La propuesta

Existe consenso que nuestro país necesita una matriz energética menos dependiente de los hidrocarburos. Esto requiere invertir la tendencia actual hacia una mayor dependencia de los hidrocarburos. La nueva matriz requiere un sector eléctrico con más generación hidráulica; eólica, solar y nuclear; y naturalmente una menor participación de la energía termoeléctrica. Requiere también apostar a un nuevo paradigma; generación mediante energías no convencionales distribuida de mediana y baja potencia.

Nuestro país tiene grandes posibilidades aún no desarrolladas para avanzar en el camino señalado. Existen en cartera 67 Proyectos Hidroeléctricos aún no desarrollados. Estimamos que dentro de ese conjunto existe una cartera de proyectos prioritarios que podrían ser seleccionados de unos 4700 megavatios y que demandarán unos 15000 millones de US$ de inversión.

En materia de hidrocarburos impulsamos una línea de consensos técnicos y políticos:

Lograr el autoabastecimiento perdido en base a una mayor exploración en los hidrocarburos convencionales y la puesta en explotación de los hidrocarburos no convencionales; b) crear un nuevo ordenamiento jurídico único para todo el territorio nacional respetando el dominio federal consagrado por la Reforma Constitucional; c) reducir la concentración del mercado promoviendo la competencia en el mercado de combustibles; d) aumentar la capacidad de refinación; e) concebir la actividad hidrocarburíferas como integrante de un Plan Estratégico de Energía a 25 años.