Las Rescatistas: objetos con historia propia

Madre e hija desarrollaron un emprendimiento que marca tendencia en Mendoza. Trabajan en gran cantidad de proyectos particulares y comerciales.

Por Matías Carretero

Lucila Fraga tiene 41 años y estudió Diseño Industrial en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y mientras cursaba la carrera comenzó con su madre Isabel Abelleyra (profesora de tallado, pintura decorativa y patinas) un pequeño taller de restauraciones y fabricación de mobiliario y objetos con material recuperado. Este fue el inicio de un proyecto que hoy marca tendencia. Hablamos de Las Rescatistas: madre e hija creando nuevos objetos y diseños partiendo inicialmente de algún material o pieza con historia propia.

"El nombre surgió porque siempre nos gustó la idea de rescatar cosas que para la mayoría no eran más que chatarra o basura, y a las cuales nosotros siempre les veíamos el potencial. En ese momento (año 2001) no estaba visto el reciclaje y la recuperación, era toda una novedad cuando empezamos. Desde entonces y hasta el día de hoy nos caracteriza la originalidad y calidad en los acabados y patinas que damos a los objetos que creamos", explicó Lucila Fraga.

Ambas trabajaron y colaboraron en gran cantidad de proyectos particulares y comerciales. Hay piezas o patinas de obra de las Rescatistas en muchas bodegas en Mendoza, como Finca La Anita, Salentein, Antigal, O. Fournier (hoy AlfaCrux), The Vines, Atamisque, Diamandes, Renacer, Dominio del Plata, entre otras. Y algunos locales gastronómicos como el histórico El Palenque, Azafrán, Unión 777, Las Chapas, Rincón Atamisque.

Actualmente en el taller solo esta Lucila Fraga, ya dedicándose menos a las restauraciones propiamente dichas y más a la fabricación de muebles y objetos a pedido, casi siempre con la impronta del material recuperado. Y los objetos que más las caracterizan son los espejos con marcos de chapa estampada, las grandes lámparas de diseño único y, últimamente, muchas obras en chapa con acabados especiales de óxidos o grafito como parrillas, chimeneas, puertas, entre otras.

Están por inaugurar el proyecto del Club de Vinos de Estancia Atamisque, donde desde hace varios meses están haciendo asesoramiento y dirección técnica en diseño, ambientación y ejecución de mobiliario.

"Para el futuro espero continuar con mi trabajo, irme reinventando y creando nuevas cosas, tratando siempre de distinguir nuestro sello con la originalidad y calidad de siempre, pero nunca estancarnos sino seguir evolucionado en estilo y técnicas. Y con la ilusión de que mi hija, que acaba de comenzar la carrera de diseño industrial al igual que yo, quiera algún día formar parte de este emprendimiento, y se convierta en la tercera generación de Las Rescatistas", destacó la emprendedora.

Para conocer más sobre el trabajo de Las Rescatistas, proponemos un viaje por dos de sus trabajos recientes más significativos:

-Casa La Vacherie

"En esta vivienda familiar diseñada por el arquitecto Juan Rico, el propietario quería aportarle calidez al diseño muy moderno a través de los materiales y sus acabados. La intervención que hicimos fue el trabajo de óxidos y grafitos en los diseños de chapa que había en varios sectores de la casa", explicó Lucila Fraga.

Con relación a la fachada exterior, se trata de un muro completo con puerta integrada todo revestido en varios paneles de chapa haciendo una especie de mosaico geométrico gigante. Trabajaron estas piezas una por una con técnicas variadas de óxido con ácidos y fosfatizantes para lograr efectos de manchas y colores que fueran sumamente artísticos, pero a la vez naturales, dejando que el material reaccione químicamente y no pintándolo. En este sector prefirieron no dejar mucho del plateado original de la chapa para evitar reflejos y brillos excesivos, ya que es una fachada que recibe el sol directo. El acabado final es con laca satinada para exteriores con filtro UV para sellar el material y protegerlo de la exposición.

En la zona del quincho tenían unos portones de chapa corredizos de paneles muy grandes y todo el revestimiento frontal de una barra, un horno de barro revestido en paneles de chapa y mobiliario de cocina bajo mesada también revestido en chapa. Aquí optaron por el trabajo de óxido menos cubierto, dejando superficies grandes de chapa plateada sin oxidar, a las cuales con el laqueado final les dieron un tono levemente dorado que le dio más calidez.

La casa tenía una gran chimenea de doble circulación tipo isla que se encuentra en el sector de living comedor justo en el ingreso de la vivienda. También toda revestida en chapa, pero combinada con un muro de piedra óxido. Por el revestimiento de piedra y la puerta de ingreso muy cercana, decidieron alivianar el ambiente en este caso haciendo un acabado a las chapas en tonos acero/grafito. Aquí contaban con manchas más suaves, menos contrastes y tonos más parejos en grises acero. Este trabajo lo lograron manchando con ácido y luego puliendo, para que queden marcas, pero no colores marrones; y luego una pátina con laca y peltre manchado con ferrites.

-Un Club de Vinos en Atamisque

En este proyecto Lucila Fraga fue convocada por el equipo de Estancia Atamisque para dirigir el diseño y ambientación del proyecto Club de Vinos. Es un espacio multifuncional dentro de la estancia, donde el eje de todas las actividades es el vino.

"La obra estuvo a cargo del arquitecto Juan Rico, con quien a mi llegada definimos pautas para resolver la impronta y la estética del lugar. Desde un primer momento me plantearon que era siempre prioridad trabajar con materiales y mano de obra de la zona y de la manera más ecológicamente consciente posible. Con esa única pauta, me dieron absoluta libertad para crear y plena confianza para resolver. Ellos ya contaban con metalúrgicos, carpinteros, pintores y albañiles provenientes de Tupungato, que estaban trabajando en la obra y a los cuales dirigí a lo largo de todo el proyecto", afirmó la diseñadora.

El primer paso que dieron fue definir los acabados exteriores e interiores, seleccionando los colores. En el caso de la fachada, optaron por usar pintura a la cal, que es ecológica, sin productos químicos y tiene ciertas propiedades repelentes de insectos. Eligieron un color humo (gris oscuro tostado) poco común en construcciones en esa zona, que les encantó porque se mimetiza muy bien con los tonos de la montaña de fondo, pero a la vez resalta en los parajes verdes que lo rodean.

"En el interior diseñamos todo el mobiliario necesario para los diferentes espacios: living, salón restaurant, sala de barricas, dos salas de degustación, cava, cocina y baños. Todo fue fabricado por la gente que teníamos allí. Cada pieza es de diseño original y de producción artesanal", destacó.

Para las sillas hicieron un diseño muy simple en hierro y cuero crudo. Su fabricación es minuciosa y el trabajo del cuero lo hacen desde cero en la estancia. Reciben el cuero con pelo, y lo lavan, curan, pelan, secan y acondicionan para fabricar las sillas tensadas con tientos a la estructura. Cada una es diferente a la otra, cada pieza de cuero tiene colores, manchas y hasta agujeros que son únicos.

"Algo que quiero destacar de este proyecto es que todo fue fabricado de forma artesanal, con gente de las poblaciones cercanas, con aprovechamiento de los recursos propios de esa naturaleza. No se compró un solo mueble ni adorno. Todo esto hizo que este espacio del Club de Vinos sea un lugar único en todo sentido, absolutamente original, socialmente responsable y ecológicamente amigable. Acá no hay glamour, pero hay magia en el aire", finalizó Fraga.

En redes

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