Medir el consumo de agua, el mayor desafío en tiempos de sequía
Por Ezequiel Derhun
“Vamos a medir el agua casa por casa, empresa por empresa y que cada uno pague según su consumo”, así anunciaba el gobernador Alfredo Cornejo el plan para concretar la tan anhelada micromedición del líquido vital en Mendoza, que cursa su octavo año consecutivo con declaración de crisis hídrica y con pocos indicios de que esta situación vaya a variar en pleno cambio climático.
La idea de colocar medidores de agua no es para nada nueva, pero hoy parece estar más cerca. A principios de agosto pasado, el Gobierno provincial aprovechó la visita del secretario de Infraestructura y Política Hídrica de la Nación, Pablo Bereciartua, (se anunció la construcción de dos importantes colectores cloacales) para dar la noticia.
Ahora bien, esta novedad, que generará una inversión de 120 millones de dólares para la colocación de casi 200 mil medidores en el Gran Mendoza, tendrá un impacto en todos los usuarios y en los desarrollos inmobiliarios de la provincia en donde Aysam provee el agua.
La realidad indica que hoy los grandes desarrollos inmobiliarios ya se están dando de alta con el denominado “kit” para el régimen medido.
Alejandro Babugia, gerente comercial de Aysam, detalló: “Cuando se le da de alta al cliente se cobra el kit, que incluye la caja y el medidor. Eso lo estamos haciendo como política en esta gestión, a cada cliente nuevo se le instala”.
En tanto, sobre los barrios privados, Babugia explicó: “Específicamente lo que hacemos es dos visitas al año, para verificar que tengan todos el medidor instalado. Lo que puede ocurrir es que aparezca una casa nueva, pero en el lapso de seis meses lo estamos detectando. Facturan con régimen medido, esto es una cuota fija más exceso”.
Desde la vereda de los privados, el presidente de la Cámara de Desarrolladores Inmobiliarios de Mendoza (Cadeim), Eduardo Martín, afirmó: “Esta medida no impacta porque, en general, en la mayoría de los emprendimientos ya hay medidor. Cerca del 90% lo tiene instalado”.
Hay excepciones, como en el caso de Dalvian, que provee a sus vecinos de su propia agua.
Cómo se implementará
Richard Battagion, titular de Aysam, indicó que la licitación para la colocación esperan concretarla antes de fin de año.
El proyecto, denominado RANC (Recuperación de agua no contabilizada) a nivel internacional, tiene el objetivo de combatir las pérdidas en la red por roturas, atacar las conexiones clandestinas y realizar un cambio cultural en el consumo, premiando el uso racional y castigando el alto consumo.
“Vamos a segmentar la parrilla de distribución en terrazas, estimamos 240.000 conexiones en el Gran Mendoza. Esta red de distribución se va a segmentar en aproximadamente 45 terrazas o subcuencas, que tienen macromedición, que es para saber cuánta agua, por ejemplo, se entrega a la subcuenca/terraza de la Quinta Sección de Ciudad. Luego, a través de la micromedición casa por casa, saber cuánto es lo que está consumiendo ese distrito”, contó Battagion.
Para el hombre a cargo de Aysam, “al segmentar la red, permitirá regular y gestionar la presión. La gestión de presión es clave para la RANC, porque gran parte de las pérdidas se producen por exceso de presión”.
Quién lo pagará
Hoy, con poco menos del 10% de medidores instalados en el área de cobertura de Aysam (Parte de Luján de Cuyo y Maipú manejan su propia empresa de aguas), el desafío por delante es grande.
Battagion contó a Área Tres que la inversión está comprometida tras la firma de un convenio marco y que el proyecto ejecutivo está terminado.
El millonario proyecto RANC será financiado en un 70% por la Nación y en un 30% por la Provincia. El Gobierno nacional se hará cargo destinando dinero del Fondo Hídrico de Infraestructura (Ley 26181) y pagará otra parte con un título VRD (valor representativo de deuda).
A su vez, una de las claves para llevar adelante el proyecto es el rediseño del esquema tarifario que contemple el nuevo paradigma de distribución de agua potable.
Ahorro necesario
“Vamos ahorrar agua por detección de pérdida, por detección de clandestinidad y por un cambio cultural en el consumo”, manifestó Battagion, quien destacó que Mendoza está consumiendo por arriba de los 400 litros por persona y por día, y eso hay que bajarlo al menos a 250 litros.
Parte de la inversión será la incorporación de fibra óptica en la red, lo que permitirá un “escenario de gestión digital del agua”.
“Queremos operarlo a distancia, a través de una red telemétrica, de un centro de comando que maneje las válvulas de manera centralizada, tomando la medición a distancia”, resumió Battagion, quien admitió que uno de los grandes problemas está puertas adentro de las casas, donde no hay control para el riego de jardines con agua potable o el llenado de piletas tipo “pelopincho”, que renuevan el agua periódicamente, generando un consumo excesivo.
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Apoyo nacional
El secretario de Infraestructura y Política Hídrica de la Nación, Pablo Bereciartua, explicó: “Esta es la primera inversión en agua y saneamiento en Mendoza después de muchos años. Hemos trabajado de forma conjunta con la provincia y va significar un cambio en la calidad de vida de los habitantes del Área Metropolitana. La Argentina está transitando una nueva etapa de desarrollo, que implica cambios en la políticas que llevamos adelante en el país, priorizando la asignación de recursos públicos, específicamente en la obra pública, de manera transparente y competitiva para revertir el atraso que tenemos como país”.
“En el tema de saneamiento tenemos un atraso histórico. La mitad de la población no tiene cloacas y menos del 20% de las aguas servidas son tratadas antes de ser dispuestas en el ambiente. Es por eso que en la Argentina estamos construyendo 50 plantas depuradoras que implican duplicar la capacidad de tratamiento del país. Esto va alcanzar 20 millones de habitantes”, finalizó el funcionario.