De reparar piezas a diseñar y fabricar grandes piscinas
Por Gabriela Ceppi
La empresa mendocina comenzó a gestarse en los ’90, allá cuando casi nadie pensaba en producir algo en Argentina. Y a pesar de la corta edad de sus fundadores lograron convertirse en una de las más fábricas de piscinas más grandes del país y que ya comenzó a exportar. Se trata de los hermanos Javier, Fernando y Silvina Cuoghi que han logrado una facturación de 30 millones de pesos anuales, venden unas 2.000 piletas al año y exportan a Uruguay, además de estar presentes en todas las provincias del país.
Los propietarios de Piscinas IPC, cuya planta está ubicada en el Parque Industrial de Las Heras, comenzaron a los 17 años reparando piezas de plástico. Javier Cuoghi cuenta que su papá les planteó la posibilidad de armar un negocio en un taller que había cerca de su casa cuando él y su hermano eran adolescentes. Así, lo empezamos a pintar, a refaccionar y adecuar para armar un negocio.
De a poco adquirieron un terreno y comenzaron a levantar ellos mismos la construcción de lo que es hoy la planta de venta y exposición en Las Heras. Además trabajan con 60 concesionarios en todo el país y tienen base directa en Mendoza, San Juan y Neuquén. Para producir las 2.000 piscinas anuales trabajan unas 80 personas de manera directa, a los que se suman una gran cantidad de empleos indirectos.
Hace 14 años
La historia de la empresa familiar se remonta a 1990 cuando Javier y Fernando, que por esos años tenían entre 15 y 17 años, comenzaron a incursionar en el rubro en un pequeño taller donde realizaban reparaciones de piezas de plástico. Todo bajo la atenta mirada de Pedro Cuoghi, el padre, que seguía de cerca el emprendimiento y sirvió de guía para lo que hoy es la empresa.
Ya en 1995, comenzaron a elaborar los primeros tanques domiciliarios de Mendoza. Era un trabajo muy artesanal que se realizaba en un pequeño taller, cuentan los hermanos. Algo que hoy está industrializado pero por aquellos años eran pocos los fabricantes y el negocio daba sus primeros pasos.
Cincos años más tarde, y en uno de los momentos más complicados del país, IPC consigue trasladarse a un parque industrial en Las Heras donde comienzan a producir cisternas de grandes dimensiones e incursionan en el mercado de las piscinas plásticas, las que por aquellos años no tenían un gran desarrollo en Argentina. Fue en esta década cuando los hermanos terminaban sus carreras y podían abocarse de lleno a la empresa. Uno de ellos se graduó en administración de empresas y el otro en producción automatizada.
En 2005, Silvana, la menor de los tres hermanos, se incorpora en la administración de la empresa. Así dejan de lado la producción de tanques y cisternas para especializarse en las piscinas, apasionados por el mar de posibilidades que este producto les ofrecía. Lograron así desarrollar una alternativa rápida, económica y confiable para todo aquel que deseara concretar el sueño de la piscina propia, liderando ampliamente el mercado de Mendoza, San Juan y San Luis.
Javier Cuoghi cuenta que Piscinas IPC se posiciona como la fábrica de piscinas más grande del país, llegando a distribuir sus productos a todas las provincias, gracias a una importante flota de camiones y a la incorporación a la firma de acuerdos con concesionarios de todo el país. El empresario revela además que ya están exportando las primeras piscinas a Uruguay y en 2015 ingresarán con sus productos a Chile porque ya lograron todos los permisos necesarios para la flota.
Enel predio industrial
Lo que supo ser una pequeña empresa familiar giró allá por 2012 cuando inspirados por una demanda en sostenido crecimiento aumentan la apuesta y comienzan la construcción de una planta fabril que será sin dudas, por sus características, la más grande de Sudamérica, emplazada en un predio de 6 hectáreas adquirido en Las Heras.
A la hora de explicar el éxito de la firma, Cuoghi cuenta que todas las piscinas IPC están garantizadas por 15 años y son las únicas que cuentan con su marca institucional grabada en relieve, la cual respalda cada uno de los productos que fabrica.
Además asientan el crecimiento en que IPC sólo vende a través de concesionarios oficiales, que son capacitados en su fábrica para prestarle un mejor servicio al cliente. Además cuentan con soporte post venta, service y mantenimiento, no sólo sobre la piscina sino también sobre los accesorios que ofrecen.
Esto porque IPC también ofrece el Solárium, la iluminación, el filtrado, placas atérmicas, accesorios de acero inoxidable y la climatización, entre otras cosas.
Cuoghi remarca que cada concesionario IPC firma un contrato de franquicia, a través del cual se compromete a cumplir con normas estandarizadas de calidad para efectuar la atención, el servicio de instalación y post-venta al cliente final. Además, se le extiende la correspondiente Licencia que lo habilita para realizar la comercialización de los productos IPC.
La empresa mendocina comenzó a gestarse en los ’90, allá cuando casi nadie pensaba en producir algo en Argentina. Y a pesar de la corta edad de sus fundadores lograron convertirse en una de las más fábricas de piscinas más grandes del país y que ya comenzó a exportar. Se trata de los hermanos Javier, Fernando y Silvina Cuoghi que han logrado una facturación de 30 millones de pesos anuales, venden unas 2.000 piletas al año y exportan a Uruguay, además de estar presentes en todas las provincias del país.
Los propietarios de Piscinas IPC, cuya planta está ubicada en el Parque Industrial de Las Heras, comenzaron a los 17 años reparando piezas de plástico. Javier Cuoghi cuenta que su papá les planteó la posibilidad de armar un negocio en un taller que había cerca de su casa cuando él y su hermano eran adolescentes. Así, lo empezamos a pintar, a refaccionar y adecuar para armar un negocio.
De a poco adquirieron un terreno y comenzaron a levantar ellos mismos la construcción de lo que es hoy la planta de venta y exposición en Las Heras. Además trabajan con 60 concesionarios en todo el país y tienen base directa en Mendoza, San Juan y Neuquén. Para producir las 2.000 piscinas anuales trabajan unas 80 personas de manera directa, a los que se suman una gran cantidad de empleos indirectos.
Hace 14 años
La historia de la empresa familiar se remonta a 1990 cuando Javier y Fernando, que por esos años tenían entre 15 y 17 años, comenzaron a incursionar en el rubro en un pequeño taller donde realizaban reparaciones de piezas de plástico. Todo bajo la atenta mirada de Pedro Cuoghi, el padre, que seguía de cerca el emprendimiento y sirvió de guía para lo que hoy es la empresa.
Ya en 1995, comenzaron a elaborar los primeros tanques domiciliarios de Mendoza. Era un trabajo muy artesanal que se realizaba en un pequeño taller, cuentan los hermanos. Algo que hoy está industrializado pero por aquellos años eran pocos los fabricantes y el negocio daba sus primeros pasos.
Cincos años más tarde, y en uno de los momentos más complicados del país, IPC consigue trasladarse a un parque industrial en Las Heras donde comienzan a producir cisternas de grandes dimensiones e incursionan en el mercado de las piscinas plásticas, las que por aquellos años no tenían un gran desarrollo en Argentina. Fue en esta década cuando los hermanos terminaban sus carreras y podían abocarse de lleno a la empresa. Uno de ellos se graduó en administración de empresas y el otro en producción automatizada.
En 2005, Silvana, la menor de los tres hermanos, se incorpora en la administración de la empresa. Así dejan de lado la producción de tanques y cisternas para especializarse en las piscinas, apasionados por el mar de posibilidades que este producto les ofrecía. Lograron así desarrollar una alternativa rápida, económica y confiable para todo aquel que deseara concretar el sueño de la piscina propia, liderando ampliamente el mercado de Mendoza, San Juan y San Luis.
Javier Cuoghi cuenta que Piscinas IPC se posiciona como la fábrica de piscinas más grande del país, llegando a distribuir sus productos a todas las provincias, gracias a una importante flota de camiones y a la incorporación a la firma de acuerdos con concesionarios de todo el país. El empresario revela además que ya están exportando las primeras piscinas a Uruguay y en 2015 ingresarán con sus productos a Chile porque ya lograron todos los permisos necesarios para la flota.
Enel predio industrial
Lo que supo ser una pequeña empresa familiar giró allá por 2012 cuando inspirados por una demanda en sostenido crecimiento aumentan la apuesta y comienzan la construcción de una planta fabril que será sin dudas, por sus características, la más grande de Sudamérica, emplazada en un predio de 6 hectáreas adquirido en Las Heras.
A la hora de explicar el éxito de la firma, Cuoghi cuenta que todas las piscinas IPC están garantizadas por 15 años y son las únicas que cuentan con su marca institucional grabada en relieve, la cual respalda cada uno de los productos que fabrica.
Además asientan el crecimiento en que IPC sólo vende a través de concesionarios oficiales, que son capacitados en su fábrica para prestarle un mejor servicio al cliente. Además cuentan con soporte post venta, service y mantenimiento, no sólo sobre la piscina sino también sobre los accesorios que ofrecen.
Esto porque IPC también ofrece el Solárium, la iluminación, el filtrado, placas atérmicas, accesorios de acero inoxidable y la climatización, entre otras cosas.
Cuoghi remarca que cada concesionario IPC firma un contrato de franquicia, a través del cual se compromete a cumplir con normas estandarizadas de calidad para efectuar la atención, el servicio de instalación y post-venta al cliente final. Además, se le extiende la correspondiente Licencia que lo habilita para realizar la comercialización de los productos IPC.
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