El sueño renovable se cae
Por Cecilia Zabala
Muchos de los proyectos de energías renovables con los que se entusiasmó Mendoza hace no muchos años atrás quedaron en el tintero y hoy su concreción navega en el mar de la incertidumbre absoluta, condicionados por la falta de financiamiento y cambios en las reglas del juego. Así, hoy nadie se arriesga a aventurar qué puede pasar con ellos. Lo que sí es una certeza es que la provincia tiene un gran potencial no aprovechado.
Durante el gobierno de Mauricio Macri se abrió una etapa que parecía prometedora para este tipo de desarrollo energético a través de subastas para la futura venta de energía. Con las sucesivas rondas del programa Renovar (desde 2016) y el programa MATER (marco regulatorio de contratos de abastecimiento de energía limpia entre generadores y grandes usuarios) muchos privados y el Gobierno de Mendoza proyectaron una ampliación de la matriz energética a través de proyectos solares, hidroeléctricos, eólicos y térmicos, a través de los cuales se firmarían contratos de compra-venta de energía con Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista) por 20 años.
Sin embargo, las crisis cíclicas por las que el país está acostumbrado a atravesar, la inestabilidad política tras cada cambio de gobierno, las altas tasas de interés y los cambios en las tarifas, llevaron a que, de un paquete de casi 20 proyectos, apenas se concretaran 10, concentrados en mini aprovechamientos hidroeléctricos. También fue clave en esto la modificación de muchos proyectos, que demoró la firma de los contratos.
En las diferentes rondas del RenovAr, participaron privados y el Gobierno de Mendoza con la empresa estatal EMESA SA (Empresa Mendocina de Energía), que elaboró varios proyectos y los presentó en esas subastas, asociada a privados. Pero en muchos casos esas sociedades fueron disueltas. Así, varios de los proyectos fueron pasando de mano en mano, hasta terminar en cajones a la espera de que se vislumbre una salida.
En el primer RenovAr, Mendoza se adjudicó cuatro pequeñas centrales hidroeléctricas con altos porcentajes de contenido nacional, cercanas al 100%. En el Renovar 1.5 EMESA adjudicó siete proyectos: el parque eólico El Sosneado (de 50 MW) y seis parques solares: Lavalle (de 17,6 MW), Luján de Cuyo (de 22 MW), La Paz ( de 14,08 MW), Anchoris (de 21,3 MW), el de General Alvear (de 17,6 MW) y el del Pasip (de 1,15 MW). De todos estos, solo el último en Palmira pudo concretarse, que fue inaugurado en agosto del año pasado.
Fortaleza y debilidad
Pablo Magistocchi, presidente de EMESA, explicó que la "clave" para que Mendoza adjudicara tantos proyectos fue el alto contenido doméstico. "En todos los proyectos presentados, el 80% de los bienes tiene que ser de origen nacional", explicó. A excepción de Anchoris, que ofertó un 17,74% de componente nacional. Mientras que la media de los proyectos solares fotovoltaicos llegaba al 30% del componente nacional declarado.
Sin embargo, fue precisamente esta condición la que llevó a que muchos de los proyectos resultaran inviables por el momento ante el nulo financiamiento disponible.
La coyuntura nacional -económica y política- frenó todo.
Actualmente, solo el parque solar Pasip y siete pequeños aprovechamientos hidroeléctricos están operativos, mientras que otros dos están en plena construcción. Por otro lado, apenas algunos privados pudieron desarrollar sus propios proyectos, dentro del mercado Mater, como el caso de Andesmar y otros, como así también algunos municipios.
"Al caerse el RenovAr con la nueva administración nacional, el activo administrativo vuelve a EMESA. En 2016 se desarrollaron muchos proyectos con una expectativa, pero de esa parte a ahora Argentina atravesó por muchos cambios que llevaron a que muchos contratos no se cumplieran. Ahora se evalúa si se renegocian o se prorrogan", agregó Magistocchi.
"Cambiaron las condiciones financieras, cambió la macroeconomía. Hoy no se sabe qué va a pasar. Está todo en un freezer", admitió el funcionario.
La situación a nivel nacional
En todo el país son cerca de 2.000 MW de energías renovables que no mostraron avances en la construcción, adjudicados durante las subastas del RenovAr y el Mercado a Término, que suman unos 2.000 millones de dólares, que se anunciaron durante la gestión anterior pero que finalmente no se concretaron.
Es decir, que sobre un total de 5.000 MW que se asignaron en las distintas etapas del RenovAr, solo 1.700 MW ingresaron en operación comercial; 1.800 MW se encuentran en obras; y 1.400 MW no prosperaron.
En el caso del MATER, de los 1.200 MW que obtuvieron prioridad de despacho, 694 MW están inyectando energía, mientras que 500 MW no iniciaron la construcción.
Las últimas semanas se conoció que el Gobierno postergara la aplicación de multas a los proyectos de energía limpia que no finalizaron la construcción tal como plantean los contratos, en muchos casos debido a que la pandemia afectó los plazos para concluir las obras.
"Se instruye a prorrogar los plazos dispuestos en la NO-2020-37458730-APNSE#MDP de fecha 10 de junio del 2020 hasta el 15 de noviembre de 2020 siendo aplicable la presente para aquellos proyectos que no hubieran sido habilitados comercialmente a partir del 12 de marzo inclusive", le notificó el subsecretario de Energía de la Nación, Osvaldo Arrúa a Cammesa.
Lo cierto es que se esperan definiciones también sobre los proyectos que no se van a concretar. La nota indica que se "instruye a CAMMESA a realizar todos los actos y gestiones necesarias a los efectos de conservar la vigencia de los derechos que la asisten en el marco de los contratos celebrados, pudiendo requerir en su caso la renovación de garantías que correspondan y cualquier acción en resguardo de sus derechos, como también de los derechos de la Secretaría de Energía y del Estado Nacional, incluyendo aquellos enmarcados en la Resolución ex MEyM N° 281/201".
El rol de EMESA y la propuesta pesificadora
Mendoza fue la única provincia que participó desde la órbita estatal en el programa RenovAr. Así, pudo adjudicar varios de los proyectos presentados, a la par de algunos privados que corrieron diversa suerte.
La empresa del Estado se asoció con privados específicamente para llegar a esa subasta, cuyas sociedades no prosperaron, como se describió. El rol fue el de una agencia de atracción de inversiones. Se elaboraron proyectos y se ofrecieron para que privados los desarrollaran, mientras que EMESA se quedaría con un porcentaje de la venta de la energía. En el caso de algunos proyectos, al estar emplazados sobre terrenos fiscales, el negocio sería también el de la renta.
Hoy la Empresa Mendocina de Energía estudia qué hacer. Lo cierto es que en diciembre de 2019 desde el Gobierno provincial se elevó un pedido formal a la Secretaría de Energía de la Nación para "nacionalizar el programa".
"El objetivo es pasarlo a pesos, incrementar el contenido doméstico y que sean viables. Son proyectos que superan los 70 millones de dólares de inversión y en un contexto como el actual no es fácil que las empresas accedan a ese financiamiento en moneda extranjera", destacó el presidente de EMESA, Pablo Magistocchi.