Casa Paraíso: Arquitectura, naturaleza y espacio

Fuente: Federico Cairoli

Arq. Agustín Lozada

Ciudad de Córdoba - Córdoba - Argentina

Nota: Arquitecta Rosana Raffaini

Fotografías: Federico Cairoli - Fotógrafo

Memoria del Autor.

Casa Paraíso responde a un encargo privado de una vivienda individual que se ubica en el barrio Quinta Los Nores, en Córdoba Capital, Argentina.

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El proyecto comenzó a principios del 2019 con una visita al lote, en la cual se descubrió la enorme cantidad de vegetación existente de gran porte que poseía el terreno que, particularmente, se ubicaba en su mayoría sobre la parte final del lote, más en relación con el Río La Cañada y sin ningún orden ni criterio, es decir que conformaba un paisaje irregular, de movimiento, fluido. La primera reacción de los proyectistas fue caminar hacia allí, alojarse bajo ese manto vegetal, percibir y sentir lo que la naturaleza trasmitía. Fue ahí donde surgió el concepto de habitar debajo de ese manto, emplazar la vivienda lejos de calle, llevarla más cerca del río, y gozar de vivir bajo ese microclima único y particular.

Luego de varios intercambios con el cliente, el cual formo parte del proceso proyectual con su aporte de ideas, la propuesta fue tomando forma hasta culminar en el inicio de obra a fines de 2019. Ejecutada por Orange Obras civiles, la obra duro aproximadamente 12 meses (debido a un lapso de interrupción por la pandemia).

Inserción/emplazamiento

La vivienda se emplaza en un terreno irregular de 3600 m2, con orientación Norte Sur (Norte hacia el río, Sur hacia la calle). Como se mencionó anteriormente, se abordó la premisa de habitar bajo ese bosque natural de árboles de gran porte, en su mayoría de tipo Paraíso, siguiendo al mismo tiempo el impulso de esa primera visita al sitio.

De esta manera, la vivienda ocupa el largo total permitido del lote (respetando las normativas de retiro de 3 metros de medianeras de cada lado), y se abre en su totalidad con una gran carpintería de vidrio de punta a punta en relación con el jardín.

Respecto al sur, la vivienda se cierra con un gran muro perimetral que copia la forma irregular de la vegetación, generando así una estrecha relación con un patio de uso privado, al que se accede con una pequeña rampa que copia la inclinación del suelo natural hasta llegar a un gran fuelle-pérgola de hormigón armado - que recorre de punta a punta la vivienda, a modo de transición entre el adentro y el afuera.

Una gran cubierta de hormigón

Bajo el concepto de habitar bajo una gran cubierta posibilitante, es decir, que permita que la función se acomode a lo largo del tiempo a los diferentes requerimientos y usos, surgió la idea de ubicar una gran losa de 27 metros de largo por 8 metros que se apoya sobre 10 columnas circulares metálicas de 140 mm, que se complementa con otra de menor superficie a partir de un gran pergolado de hormigón, que funciona al mismo tiempo como fuelle, como espacio de transición entre el adentro y el afuera.

Con la premisa de romper los limites dentro de la vivienda, se optó por limitar los cambios de usos dentro de la misma a partir de espacios, es decir, que lo núcleos rígidos como cocina, lavadero y baños, funcionan como grandes pastillas de servicios que al mismo tiempo cumplen la función de limitar los espacios en su interior. De esta manera, la flexibilidad que se percibe dentro tiene una dinámica exquisita en la que se conjuga un gran espacio contenedor de diversas funciones y usos, sin que ninguna interrumpa a la otra. Al mismo tiempo, todos los espacios tienen una constante conexión con el paisaje exterior, diluyendo así los límites entre el adentro y el afuera, logrando una continuidad espacial que extiende los usos de la vivienda.

Se entiende, además, a la cubierta como un soporte, es decir, como un posibilitante de extender el uso del suelo, de darle a la vivienda la opción de ser habitada desde otra perspectiva, de permitirse estar y transitar entre las copas de los árboles, logrando relacionarse con el paisaje de otra manera. Para esto, se plantea una gran cubierta accesible, a la cual se accede a partir de una sutil escalera metálica de forma circular que, a través de un puente, conecta la planta baja con la terraza accesible de granza. Una escalera hacia la tranquilidad, el disfrute y la conexión con la naturaleza.

La técnica y la materia

Se buscó que la técnica permitiese lograr un gran espacio continuo y flexible, sin límites rígidos. Es decir, que la gran cubierta de hormigón apoya sobre una estructura independiente conformada por columnas circulares metálicas, logrando liberar los diferentes cerramientos a partir de una construcción en seco, lo cual posibilita la adaptabilidad de la vivienda en un futuro.

Por otro lado, con relación a la materia, se contextualizó la obra y se optó por potenciar y pone en valor los materiales y procesos constructivos tradicionales de la arquitectura cordobesa, como son las pircas de piedras. Un elemento que se utiliza con gran frecuencia para delimitar áreas, generar limites/fronteras. En este caso, ese límite entre lo público y lo privado se trabaja a partir de estos mismos elementos, reinterpretados a un uso doméstico. Se enfatizó la relación entre la técnica y la materia en el uso del hormigón armado, cuidando las modulaciones de sus fenólicos y las resoluciones constructivas para lograr diferentes tipos de encuentros, por ejemplo, entre la vivienda y el suelo, o la vivienda y el cielo. En ambos casos, a partir de vigas invertidas que se conforman al mismo tiempo que las losas para garantizar de esta manera la confección de un mismo plano horizontal, tanto en el suelo como en la cubierta.