Construcciones maravillosas: ingeniería que desafía el tiempo y la gravedad

La humanidad siempre va por más: el edificio más alto, el más duradero o más grande. De hecho, algunas construcciones levantadas hace siglos, sin la tecnología actual ni los conocimientos modernos de cálculo estructural, son la prueba de una resiliencia que continúa fascinando a arquitectos e ingenieros contemporáneos.

Además de su antigüedad, estas estructuras demuestran una gran capacidad para desafiar las leyes de la física.

Desde Área Tres, viajamos a través de cinco de estas maravillas, que son un reflejo del ingenio, intuición y creatividad para usar materiales locales que se salen del manual.

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Uno por uno, cinco misterios de la ingeniería

1. El Panteón de Roma (Italia): el misterio de la cúpula inigualable

Levantado cerca del 126 d.C., el Panteón cobija la cúpula de hormigón no reforzado más grande del mundo. A lo largo de los siglos, los arquitectos creyeron que esta hazaña no era posible sin la utilización de acero o barras de refuerzo, materiales que aún no existían en ese momento.

• El rigor técnico: la incógnita de la supervivencia está en una técnica de aligeramiento ejemplar. Los romanos no incorporaron el mismo hormigón en toda la estructura. En la base, es pesado y denso, pero mientras se levanta hacia el óculo central, el agregado se vuelve progresivamente más ligero, usando piedra pómez y otros elementos volcánicos. Esto disminuyó de manera drástica la tensión en la base, permitiendo que el esqueleto se conservara en pie durante casi 2000 años.

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2. Machu Picchu (Perú): la capital antisísmica

Ubicada a 2430 metros de altura, esta ciudadela inca se destaca por vistoso emplazamiento y por una ingeniería sísmica que la hace potencialmente indestructible.

• El rigor técnico: el punto central es el sillar, una técnica de albañilería en seco (Ashlar) en la que cada uno de los bloques de piedra está tallado de forma irregular pero encajado a la perfección con las piedras vecinas, sin mortero. De esta forma, ante un sismo, las piedras se mueven o se acomodan ligeramente. Así, liberan la energía y después vuelven a su posición original. Frecuentemente, la base de los muros se inclina hacia adentro, ofreciendo así estabilidad extra.

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3. Los Hipogeos de Hal Saflieni (Malta): la acústica ideal

Se trata de un complejo subterráneo, uno de los monumentos prehistóricos más particulares del mundo, excavado entre el 4000 y el 2500 a.C. Una joya que aún sorprende a los ingenieros acústicos por su "Cámara del Oráculo".

• El rigor técnico: hay evidencia de que la resonancia de esta cámara amplifica las voces masculinas graves hasta 100 veces. Ciertamente, las palabras o cantos dichos en estas frecuencias hacen vibrar ese espacio y crean una experiencia inmersiva.

Un efecto que se consigue gracias a las dimensiones precisas de la cámara, que originan una frecuencia de resonancia particular (alrededor de 110 Hz), probablemente descubierto a base de prueba y error o por intuición, miles de años antes de la invención de la física acústica.

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4. El Obelisco de Axum (Etiopía): la delicadeza de lo vertical

Este bloque de 24 metros de alto fue tallado en un solo bloque de granito. Su transporte y levantamiento son un misterio, ya que fue gestado en un tiempo en donde las grúas y poleas modernas aún estaban lejos de ser realidad.

• El rigor técnico: más allá de que el obelisco se derrumbó y se fragmentó en la antigüedad, más tarde fue restaurado (en el siglo XXI). Su diseño original significó un gran desafío. Los ingenieros modernos todavía se asombran por la precisión de tallado y su edificación sobre una base relativamente chica. Aún más sorprendente es la ingeniería usada en el sistema de drenaje en torno a su base, clave para su estabilidad, que impidió que las filtraciones socavaran el suelo durante siglos.

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5. La Torre de Pisa (Italia): cimientos que desafían

A diferencia de otros casos, la Torre de Pisa se convirtió en una maravilla por accidente, ya que su construcción inició en 1173 y empezó a inclinarse casi inmediatamente.

• El rigor técnico: a causa de un cimiento superficial (de apenas tres metros de profundidad), construido sobre un subsuelo inestable y blando (arena y barro). La incógnita ronda en torno a la pregunta de por qué no colapsó durante los siglos de construcción y cómo ha sobrevivido a numerosos terremotos. La respuesta está en el suelo y su blandura. El mismo terreno que originó el problema, también se transformó en un amortiguador sísmico natural, que absorbe las vibraciones de las ondas telúricas. Las intervenciones posteriores corrigieron parcialmente la inclinación para mantenerla estable, sin eliminar su atractivo.

Estas obras son una muestra de que la ingeniería y la arquitectura son, desde su nacimiento, una combinación de arte y conocimiento profundo de los materiales. También de una gran audacia, aún sin las herramientas que actualmente son consideradas esenciales.