Edificio anexo de la Legislatura de Mendoza
Por Arquitecta Rosana Raffaini
(Introducción por los autores del Proyecto)
Proceso de diseño
"...La arquitectura no se concibe en un solo acto, se desarrolla en el tiempo en una sucesión de niveles..." César Pelli.
En la concepción inicial aparecen ideas, conceptos y esquemas, pero, en todos los casos, se requiere de un proceso elaborado de evolución del diseño, del conjunto y de las partes, que permita concretar una adecuada tectónica de la arquitectura. En ese camino se debe estar preparado hasta para descartar algunas ideas que, aunque con potencialidades, no lleven a dar forma y materialidad al edificio y a sus espacios.
En este complejo proceso es clave el trabajo en equipo, cuyos integrantes deben estar dispuestos a sintonizar de forma eficiente y armoniosa todas las especialidades. El objetivo es diseñar un edificio que se adapte bien a las condiciones del medio, al propósito que le da razón de ser y que, ineludiblemente, logre dar repuesta de la mejor manera posible a las expectativas de clientes y usuarios.
La Legislatura de Mendoza funciona en el edificio público más antiguo de la Provincia, construido en 1.889, y es un referente del Academicismo de la segunda mitad del siglo XIX. Se encuentra en un sitio privilegiado de la Capital, sobre Peatonal Sarmiento, que constituye parte del importante eje este - oeste de la ciudad y frente a la Plaza Independencia, corazón de la denominada "Nueva Ciudad", con características de parque urbano.
El déficit a nivel de infraestructura edilicia que presentaba este edificio hacia el año 2.017, con falta de espacio, sobretodo para las dependencias administrativas, impulsó a la Honorable Legislatura de Mendoza, junto con el Colegio de Arquitectos, a convocar a un Concurso Nacional de Anteproyectos, con la finalidad de seleccionar una propuesta para la construcción del Edificio Anexo, para lo cual se contaba con un terreno propio, colindante al este del Edificio de la Legislatura, en la Peatonal Sarmiento de la Ciudad de Mendoza. El programa incluía Oficinas, Auditorio y Salas de Reuniones, como complemento del edificio existente.
El diseño de un nuevo edificio que surge como respuesta a la necesidad de complementar funcional y físicamente una construcción antigua con valor arquitectónico, patrimonial y cultural, implica tomar decisiones considerando la arquitectura preexistente. En este caso, el Estudio Mallea Román utilizó criterios de diseño contemporáneos, libres de ornamentación, líneas ortogonales y formas puras, para dar lugar a un edificio que se yergue contiguo al existente de forma armoniosa, siendo testigo de la época en la que ha sido construido y, simultáneamente, reflejando en su fachada la impronta del edificio vecino con sutileza y elegancia: se continuó con el zócalo de mármol travertino que tiene el edificio colindante y se prolongaron visualmente las líneas de las molduras superiores con varillas de acero inoxidable que funcionalmente contienen las cortinas de enrollar.
El formato y la escala del edificio responden a la escala urbana de la calle y al gran pulmón verde que constituye la Plaza Independencia. Se desarrolla en una planta rectangular que se repite formalmente en ocho niveles, generando un prisma que se integra respetuosamente con su entorno inmediato y al paisaje circundante. La armonía se percibe desde su acceso, espacio diseñado siguiendo la premisa de la transparencia, con la fuerte presencia del vidrio, permitiendo fluidez con el exterior. El edificio se desarrolla en altura con un criterio unificado en la utilización de materiales y con una paleta de colores sobrios y elegantes: en sus fachadas oeste, norte y sur se utilizó un cerramiento doble que se conforma por una piel de vidrio y una segunda piel de parasoles verticales perforados "Hunter Douglas", que generan en su interior espacios transparentes y luminosos. Este volumen incorpora grandes huecos en sectores estratégicos, que se sustraen a la volumetría del edificio, enmarcando las vistas privilegiadas hacia la plaza, la ciudad y la cordillera, generando expansiones cálidas donde el verde es protagonista. Estos vacíos tienen en sus extremos canteros de hormigón con tensores verticales de acero inoxidable, por los que se trepan especies vegetales autóctonas que conectan visualmente la construcción con el entorno.
Se accede por planta baja desde la peatonal. Se trata de una planta libre en todo el sector oeste, con el propósito de espacio flexible. En el bloque este del edificio y en todo su desarrollo se agrupan los servicios: escaleras, ascensores y sanitarios. En el acceso se produce una triple altura con el primer piso y el segundo subsuelo, que genera jerarquía y grandeza espacial. Todo el piso se equipó con tabiques móviles acústicos "Decibel" de desplazamiento multidireccional, que no requieren guías en el piso y pueden girar en ángulos de 90°, permitiendo espacios limpios visualmente, con la posibilidad de una gran plana libre, o bien pequeños salones para distintos usos. El diseño de interiores se trabajó con un contrapunto de tonos en todo el edificio: los claros y cálidos y los colores grafito. Se utilizaron pisos claros de porcelanato que emulan los colores del travertino de la fachada del edificio preexistente y, junto con los revestimientos de madera de guatambú con terminación natural aportan calidez. En el sector este se revistieron los muros con "coverglass", que tiene una textura mate en permanente diálogo con la luz, y en armonía con los tonos claros genera un juego de delicados efectos visuales. El cielorraso se materializa con dos elementos que responden a la funcionalidad: para los espacios centrales que se forman al cerrar los tabiques, se usó un revestimiento textil en color claro, que cumple una función acústica y también se aplicó en algunos tabiques estratégicos. En los perímetros y acceso principal se aplicó un cielorraso de "Hunter Douglas" en la gama de los tonos grafito, especialmente diseñado para el edificio. En la entrada se colocó un "video wall" con touch screen de alta tecnología que funciona como un elemento interactivo para los usuarios. La estrella de la doble altura es una gran lámpara diseñada por los arquitectos, que se fija al cielorraso con un plato de acero inoxidable, de la que cuelgan delgadas y elegantes tiras de luces. La planta baja conecta con el edificio antiguo a través de una rampa que salva el desnivel entre ambos.
Además de su enlace con el primer piso y la construcción existente, la planta baja también se unifica con el primer subsuelo, a través de una gran abertura que da lugar a una sensual escalera helicoidal, que nació como resultado de un intenso estudio llevado a cabo por el arquitecto Adolfo Mallea. Se resolvió con un diseño simple y escultórico de escalones que se suceden en un recorrido curvo continuo entre los dos niveles, que invitan a recorrerla para llegar a un gran hall que funciona como espacio de arte y es la antesala del auditorio. Los materiales utilizados en este subsuelo siguen el mismo criterio que planta baja. El acceso al auditorio se materializa con paneles revestidos en madera que actúan como excelentes aisladores acústicos. Su función principal son las exposiciones, motivo por el cual el escenario es pequeño, cómodo y funcional. El material predominante en este espacio es la madera. Los dos laterales cobran vida con paneles con quiebres que también cumplen una función acústica, y junto con el cielorraso central y las butacas son de madera. Para el cielorraso perimetral se utilizó un color grafito oscuro, y para el fondo del escenario uno más claro. El tapizado de las butacas tiene pigmentos azules y negros que combinan con los tonos del cielorraso y de la alfombra que también se encuentra en la gama de los azules. Funcionalmente, el auditorio posee su entrada principal para el público desde el hall, y una entrada de servicio en un lateral del escenario para los expositores.
En el octavo y último piso del edificio tiene lugar la Vicegobernación, con las mejores vistas a la ciudad. En este caso se colocaron pisos de madera de guatambú con terminación natural. La configuración del espacio es austera y flexible y el criterio de diseño y colores sigue los lineamientos del resto del edificio.
En el remate del edificio se realizó una instalación de paneles fotovoltaicos, que aporta sustentabilidad siguiendo los principios de trabajo del Estudio.
El resultado obtenido es el reflejo de la sinergia que se logró en el trabajo en equipo y la presencia de los arquitectos a cargo del proyecto en las definiciones de cada especialidad y detalle, como así también en la interacción con la empresa constructora. De este modo se obtuvo la riqueza del proceso de diseño, que queda manifiesta en la calidad espacial y constructiva lograda.
Proyecto Ejecutivo: Estudio Mallea Román y Asociados
Diseño Estructural y Dirección de Estructuras: Ings. Llópiz, Vega y Fusari
Cómputos y Presupuestos: Ings. Martín Mallea y Alejandro Caponi
Dirección Técnica de Obra Civil: Arq. Adolfo Mallea, Ing. Martín Mallea y Arq. Beatriz Alou
Construcción: Desarrolladora Monteverdi S.A.