Pleno multiplica sus obras

La empresa de Facundo Filice y Emilio Correa cumple ocho años y ya tiene cinco edificios levantados. Los planes y las obras para el 2015.

Por Cecilia Amadeo
 
Facundo Filice y Emilio Correa se conocieron en Chile cuando transitaban, como ellos dicen, el “exilio económico” al cual los empujó la crisis de 2001. Ambos migraron a Santiago para intentar hacer pie en sus profesiones –el primero es arquitecto, el segundo es licenciado en administración de empresas- y compartieron un departamento para achicar gastos. Esa convivencia sería el germen de lo que hoy es Pleno, la desarrolladora que ambos montaron en el corazón del barrio Arizu, en Godoy Cruz, y que en 2015 cumple ocho años de vida.
 
“Cuando llegué, Facundo llevaba unos tres o cuatro meses instalado en Santiago. No nos conocíamos, pero gracias a amigos en común terminamos viviendo juntos. Ahí descubrimos cierta afinidad entre nosotros y la certeza de que alguna vez haríamos negocios juntos”, relata Correa, quien luego de casi tres años de vivir en el vecino país, emprendió la vuelta y comenzó a trabajar en el rubro vitivinícola, en el área de comercio exterior.
 
Filice, mientras tanto, seguía desempeñando sus tareas como arquitecto en una desarrolladora y fue ese trabajo el que lo inspiró a replicar el modelo pero en su tierra natal. Un par de años más tarde que Correa, retorna a Mendoza, se encuentran y comienza a gestarse la compañía. Al principio, la empresa tenía el aporte de otro socio que luego se retiró y ya en 2007 se consolida como Pleno Desarrollos.
 
“Somos una desarrolladora de productos inmobiliarios. Nos ocupamos desde el estudio del terreno, la compra, el desarrollo del proyecto, la construcción y la venta. Hacemos el ciclo completo”, explica el arquitecto, quien se ocupa de la dirección de todos los proyectos y cuenta con un grupo de colaboradores para llevar la tarea a buen puerto. Correa, por su parte, es el responsable de la administración y la gestión comercial y financiera de la empresa.
 
En estos 8 años ya levantaron cinco edificios de departamentos, actualmente están construyendo uno en Godoy Cruz y tienen un par de proyectos en carpeta para finales de este año y el que viene (Ver a parte).
 
Todas las obras tienen similares características con terminaciones interiores de primera calidad, carpintería de aluminio pesada, placares de madera, cocinas equipadas con mesada de granito, calefacción por tiro balanceado y conexiones para equipos de aire acondicionado. En algunos edificios, como por ejemplo Balcones de Los Andes, por las características del proyecto, han incluido ammenities como solárium con deck y jacuzzi en la terraza, por mencionar algunos.
 
¿Bajo qué modalidad construyen?
 
Filice: Antes trabajábamos con fideicomiso al costo pero abandonamos esa modalidad. En este país, por la inflación, es algo muy difícil de sostener. Hoy trabajamos sólo con preventa y con plata genuina. Tenemos un grupo de inversores que nos acompaña. Asumimos los costos y vendemos directamente, pero no nos comprometemos a asegurar un precio porque no es sano.
 
Correa: En otros lugares, como en Chile por ejemplo, se empieza un proyecto con algunas certezas respecto de la rentabilidad. Acá, recién podes ver la rentabilidad cuando te quedan tres meses para terminar la obra, porque durante la construcción pueden pasar muchas cosas. Por eso también, aunque tuviésemos las posibilidades financieras, estructurales o el know how, no tomamos edificios grandes, porque demandan cuatro o cinco años de obra y eso es demasiado riesgoso. Conviene hacer cinco edificios chiquitos de veinte departamentos que hacer uno solo de cien.
 
¿Para qué segmento construyen?
 
Correa: Nuestro foco es el segmento medio alto, con departamentos de uno y dos dormitorios. Creemos que es lo que mejor rentabilidad da, no sólo a nosotros sino también a quienes invierten. También es lo que más demanda tiene.
 
Filice: Estudiamos cada proyecto en particular. Por ejemplo, Álamos de Arizu, que es el proyecto que desarrollaremos este año, está ubicado en una zona súper residencial, entonces estamos estudiando hacer algunas unidades de tres dormitorios.
 
Correa: Tenemos un edificio de primer nivel en la Quinta Sección. Se llama Balcones de los Andes. Tiene ammenities, ascensor, estacionamiento subterráneo. Este es para una clase media alta más acomodada. En este proyecto, hubo 50% que compró para invertir y la mitad para irse a vivir. Tenemos una franja de inversores de 55 años o más que tienen hijos grandes que en cualquier momento dejan la casa, entonces compran un departamento para cuando se queden solos.
 
Filice: Otros buscan un ingreso extra, como para hacerse un complemento de la jubilación a futuro, por eso invierten para alquilar.
 
¿Es difícil construir en la Argentina? ¿Cuál es el principal inconveniente?
 
Filice: Nuestro principal competidor es el dólar. Es algo rarísimo, que no se ve en otros países. Nuestros clientes muchas veces no saben si llevar su dinero a ladrillos o al dólar. Nuestra competencia debería ser el edificio que están construyendo al lado y no el dólar. Pero por la coyuntura, el argentino sigue apostando al dólar.

Correa: Igual, nosotros estamos pesificados. Creemos en el peso. Todas nuestras cuotas y nuestros pagos son en la moneda nacional. Y funciona. El tema es que el inversor que tiene cierto grado de temor se “resbala” al dólar. Cuando empieza a bajar el dólar blue, se reactivan nuestras ventas.
 
Filice: Y es cuando más ofertas recibimos para hacer cosas.
 
¿Y la inflación?
 
Filice: Y… Te hace las cosas más difíciles, ¿no? (Risas). Tratamos de no bajar la calidad, de hacer las cosas de manera diferente. Funcionamos con dos o tres emprendimientos por año para optimizar recursos tanto de la constructora, que el 80% de lo que hace lo hace para nosotros, nuestros propios recursos y los de nuestros empleados. La otra cosa clave es no endeudarse. Los bancos no prestan y si prestan son a tasas muy elevadas.
 
¿Cómo ven este año que tiene el “condimento” de las elecciones?
 
Correa: Hay un poco de incertidumbre pero la actividad económica no va a parar. Cualquier gobierno peronista quema las naves para no perder la elección y van a hacer lo que haga falta para no frenar la actividad económica. Y luego, gane quien gane, siempre hay un año de gracia, con lo cual esperamos que el 2016 sea mejor que el 2015. Las crisis te dan oportunidades. Son como tsunamis. El que queda parado, tiene potencial y confianza para seguir creciendo.