La planta de biomasa que es modelo en el país

En Palmira, los hornos de Derivados Vínicos S.A. producen 85% del vapor que necesitan a partir de 140 mil toneladas de orujos agotados. Apuestan a vender insumos y energía.


Por Miguel Ángel Flores


A un ritmo del 3% de sustitución anual de su matriz, la alcoholera Derivados Vínicos S.A. ya marca un sendero específico dentro del gran corredor cada vez más transitado en busca de apostar a energías renovables. La planta palmirense produce biomasa a partir de los insumos que procesa: 140 mil toneladas de orujos de uva agotados que dejó la vendimia 2018, volumen del que obtiene hasta 4% de producto comercializable entre borras y bitartrato de potasio. Al final, siempre queda materia para usar como combustible y generar vapor.


Si bien no es el único caso (hay experiencias incipientes del sector vitivinícola e incluso el agroindustrial a partir de carozos de durazno), resulta el de mayor escala dado que los beneficios no son pocos. Con un 50% del poder calórico (4.277 kilocalorías, frente a 9.300 del gas natural, y 8.700 kcl del carbón de coque) el menor costo e impacto sobre el medioambiente inclina la balanza.


“Implica dejar de consumir 7 mil toneladas de carbón o 2 millones de litros de nafta al año. Algo así como llenar el tanque de un auto más de 57.000 veces, y de a poco consumimos cada vez menos gas”, ejemplifican desde el área técnica de la compañía.


En temporada, unos 300 camiones ingresan a diario al predio provenientes de 650 bodegas de todo el país, lo que equivale a 50.000 toneladas acopiadas de borra sólida y otras 4.000 de bitartratos. Hoy, al norte de la planta de 9 hectáreas se ven montañas de orujos humeantes que alimentan a sus calderas como parte de un proceso certificado con normativa ISO 14001:2004 (Gestión Ambiental), y 9001:2008 (Sistema de Calidad).


Las fortalezas de la estrategia

“El 85% de la demanda de vapor de la planta este año se obtiene de biomasa. En 2017 fue 82%. El precio del gas había elevado mucho los costos, y en los últimos cuatro años el ahorro acumulado supera los 4 millones de dólares”, puntualiza Roberto Peral, gerente de Producción de Dervinsa, desde el minuto cero encargado de monitorear el proyecto energético.


Hoy el consumo de gas supera los U$S210 el Nm3 (normal metro cúbico, unidad de medida habitual para demanda industrial), pero para la actividad de Dervinsa logró reducirse de 30.000 diarios a sólo 3.000 para un horno tipo “flash” utilizado para el tartárico, el producto más rentable del mercado. No fue gratis: entre adaptar calderas y secaderos de orujos la inversión superó los U$S3,5 millones en equipos importados de Italia y promete crecer (ver a parte).


Por supuesto que los vaivenes estacionales y de uso tienen influencia, camino al objetivo del autoabastecimiento total. Según Peral, “durante el período invernal fue todo biomasa. A éste ritmo, consideramos que en cinco años se podrá llegar al 100%”.


Es la consigna de buena parte de los 130 trabajadores que cumplen cuatro turnos diarios en una planta que no puede parar. Mientras tanto, la firma desembolsa $300 por cada tonelada de orujos a las bodegas, un valor rápidamente amortizable que puede bajar hasta 50% según se preste o no algunos servicios como el filtrado o el abastecimiento de compost (abono orgánico) para las fincas.


Negocios energéticos

En la planta de Palmira asumen que hay un cronograma por cumplir para llegar al 100% de sustitución de la fuente energética actual por biomasa, a partir del mismo hollejo de uva y lex (semilla de la uva). Sin embargo, apuestan a engrosar el 9% global de rentabilidad que actualmente le reportan los derivados con la venta de lex a otras empresas que también apuestan a energías alternativas como la cementera Holcim.


Antes, hay que aprovechar todo para atender a múltiples clientes. Si bien el “core” del negocio de Dervinsa empezó con destilados (hoy atiende a marcas de bebidas blancas como Capitain Morgan, el vodka Absolut y grapas de vino), saca de los orujos hasta la última gota. Eso resulta en aceite, insumos farmacéuticos como el tartárico como acidulante y sus subproductos: cremor tártaro para panificación y ácido usado en construcción como retardante de fragua en placas de Durlok, entre otros destinos.


Incluso el líquido obtenido del tratamiento de borras fluidas irriga 84 hectáreas de su bosque de 100.000 eucaliptus que la Dirección de Recursos Naturales pondera como de los más grandes de Mendoza. Todo está pensado: filtran 1.200 toneladas de dióxido de carbono y de paso aportan materia prima para fabricar pallets de madera. Una verdadera economía circular.


 “Fue buena decisión invertir en biomasa”

Stephane Mitrani es CEO de Derivados Vínicos SA. Lleva seis años al frente de lo que arrancó como alcoholera y se encargó de diversificar. “La firma estaba al borde de la quiebra. Era complicada la situación de las alcoholeras, como Tarcol, que no pudo superar los problemas”, reseña. “Yo venía de otra industria y le dije a mi mujer que no desempacara porque no sabía si volvíamos, pero resultó todo bien. Así para 2013 empezó la inversión en reactivar una caldera para producir biomasa por la suba del gas. Fue una buena decisión del directorio”.


-¿Qué significa sustituir una fuente por otra más barata en este momento del país?


Más allá de la situación de Argentina, ir a energías limpias en vez de fósiles es una filosofía general. Somos una empresa de reciclaje y la idea es ir hasta el final de todo; si se puede recuperar energía vamos por allí. Además resultó muy positivo respecto a lo que pagábamos antes; combinamos ideología ambientalista con objetivos económicos.


-¿Hay algún otro proyecto en tal sentido?


Apuntamos a instalar paneles fotovoltaicos, pero es una inversión muy importante y en principio no muy rentable. Además, requiere decidir dónde los colocaríamos.


-¿La idea es completar la estrategia que empezó con biomasa?


Sí, en este caso para la energía eléctrica. Necesitamos financiamiento y los incentivos aún son insuficientes. Al margen, hay que pensar en que los componentes mismos de los paneles terminan siendo nocivos para el medioambiente.


-¿Están cerca del autoabastecimiento?


Estamos cerca del 90% de energía vapor gracias a este proyecto. Si no estamos al 100% es porque se requiere parar las calderas para mantenimiento, y eso obliga a usar gas. El plan es invertir unos U$S600.000 en una cuarta caldera para biomasa.


-Venden semillas como insumo energético ¿la idea es hacer lo mismo con la energía?


Aun no hemos avanzado, depende de un esquema que está armándose con Chile para asegurarnos más lex que alimente a 4 calderas. Sería la frutilla del postre.



Una compañía global

La composición accionaria de Derivados Vínicos SA o Dervinsa (ex Duperial) parece tan diversa como su estrategia de negocios. El directorio está compuesto por capitales de Chile, Francia y Japón. La trasandina Industrias Vínicas posee 40% de las acciones y es también proveedor de lex para el proceso en Mendoza, mientras que hasta 2015 el holding francés compuesto por la firma logística Mediaco-Vrac, con base en Marsella, y la aceitera Provence-Huiles S.A, detentaba el 60% restante.


Fue hasta que el socio galo cedió el 65% de su cuota a Itochu, un mega comercializador japonés de alimentos y otros productos como aceite, que factura globalmente U$S120.000 millones y emplea a 110.000 personas en 63 países.


Actualmente, Dervinsa explota en Palmira una superficie total de 167 hectáreas entre bosques, vertedero de orujos y la gigantesca planta de 9 hectáreas.